lunes, 30 de abril de 2018

Pbro. César Astorga Guerra

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miércoles, 25 de abril de 2018

Reflexiones

ABRIL MES LASALLISTA

Semana del 23 al 27 de Abril del 2018

VALOR: Vocación Llamado al Sacerdocio.
Él Quien ha sido llamado al sacerdocio…

1. Sigue siendo pecador, como todos.
No es para escandalizarse. Todos somos pecadores por el solo hecho de tener la mancha del pecado original. ¿Acaso Dios escoge a los más limpios de entre su grey para llamarlos? Sabemos que muchas veces no. Ahí tenemos el caso de Mateo, el publicano que recaudaba impuestos para Roma. Era llamado “traidor” por todos. No le recibían en sus casas y le rechazaban. Consideraban que había traicionado a su pueblo por hacerse cómplice de los abusos indiscriminados de los romanos para con el pueblo hebreo. Sí, Mateo podría haber sido todo lo malo que hubiesen querido, pero eso no impidió que Jesús se le acercara con amor y le llamara a su encuentro. “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
2. Tiene una familia y una vida detrás de él, que no abandona, sino que purifica
El seminarista lo deja todo, su familia, sus amigos, sus proyectos, sus estudios, en fin, lo abandona todo para ir detrás del Maestro. Preguntémonos: ¿cómo es posible que se atreva a esto?, ¿y si es una confusión del momento? Es posible, pero nadie lo deja todo por “algo” en lo cual no cree. La vocación al sacerdocio nace de una experiencia con Jesús, nace de un encuentro cara a cara con Él. Se deja a la familia y al entorno para estar “a solas con Dios”. Es necesaria la reflexión personal, darle un tiempo a Dios para escucharle e ir verificando si es una inspiración divina o no. Se deja todo por una realidad que existe y permanece en el interior que, a veces, no se puede explicar.
3. Se sigue equivocando
Nadie es perfecto, tampoco el sacerdote. El sacerdocio no le quita la humanidad al sacerdote, sigue siendo hombre, sigue viviendo en la tierra, se sigue equivocando, sigue tomando malas decisiones. En fin, es normal como todo ser humano. Su deseo de perfección, de alcanzar a Dios, no nace de una idea cualquiera, de una superación personal, sino de Dios mismo.
4. Es plenamente feliz
Quien no se sienta feliz en su sacerdocio, preocúpese. El sacerdote está llamado a una misión diferente, una misión que viene de Dios. La felicidad del sacerdote no es como la del mundo de hoy: no está en la diversión pasajera, en los placeres y caprichos personales; no tiene su origen en sí mismo. La verdadera felicidad del sacerdote viene de cumplir la voluntad de Dios y de sentirse inmensamente amado por Él. ¿Quién puede decir que el amor no produce felicidad? Quien ha experimentado a Dios, al amor supremo, sabe que allí está su felicidad.  No hay felicidad plena fuera de Dios, porque Él es la fuente de toda felicidad.

COMPROMISO LASALLISTA


Mi paso por el colegio

Mi paso por el colegio  En mi paso por el colegio aprendí muchas cosas las cuales dejaran huella en mi. conocí muchas personas que me de...